Luis R. Robles J.
En sentido estricto, un oasis es un accidente geográfico relacionado con los desiertos, ocurre cuando las aguas subterráneas ascienden a la superficie en un punto y alrededor de este crece vegetación exuberante, interrumpiendo las condiciones de sequía extrema en un área pequeña y limitada, pero dentro de esta, se mantienen las condiciones de humedad y temperatura ideales para el desarrollo de un pequeño ecosistema. Para los que estudiamos el mar y sus misterios, un atolón, una chimenea hidrotermal, un arco insular, etc., son otros ejemplos de pequeños ecosistemas en el inmenso desierto oceánico. Tal es el caso de la “zona de trampa” de las Maldivas, una región bajo el mar que rodea la montaña submarina Satho Rahaa en este archipiélago, enclavado en el océano Índico al suroeste de la India y Sri Lanka.
La “zona de trampa” es un horizonte a 500 metros de profundidad dónde las condiciones para que se establezca todo un ecosistema parecen poco realistas, sin embargo, al igual que los oasis, un fortuito accidente geográfico basta para crear las condiciones de un pequeño paraíso de vida.
La configuración batimétrica del archipiélago de las Maldivas se destaca por la alternancia de escarpados acantilados y suaves terrazas submarinas en las que es común encontrar arrecifes fosilizados, para poder imaginar mejor este paisaje, pensemos en el Gran Cañón del Colorado, pero debajo del océano. Esta compleja topografía afecta el movimiento vertical a lo largo de la columna de agua de un conjunto de organismos que los oceanógrafos clasificamos como micronecton.
El necton agrupa a toda la fauna que nada libremente en la columna de agua sin ser afectada por las corrientes marinas (a diferencia del plancton), el micronecton comprende a todos los organismos del necton que tienen un tamaño menor a los 10 centímetros, estos organismos son claves en la red trófica (cadena alimenticia) y, por lo tanto, para la formación de ecosistemas marinos. Otra característica importante de este grupo de animales son sus hábitos de alimentación ya que durante la noche migran hacia la superficie para alimentarse del zooplancton y una vez que están satisfechos regresan a las profundidades, pero en el caso de la “zona de trampa” justamente su migración queda restringida al horizonte de los 500 metros y esto genera que la actividad trófica se concentre en un rango menor, dando como resultado una actividad más intensa en esta zona con lo cual cientos de organismos predadores como tiburones, cardúmenes de atún, grandes crustáceos y moluscos tengan la mesa servida en un genuino oasis submarino.
Este ecosistema fue recientemente descubierto por un grupo de científicos y acuanautas del proyecto Misión Maldivas y liderados por el director del Instituto de los Corales de Maldivas, Aya Naseem, quien afirma que este descubrimiento nos permitirá conocer mejor la naturaleza del fondo marino.
Si deseas aprender más sobre los misterios de la vida submarina, ven a sumergirte en el mar de conocimiento que tenemos para ti en Acuario Michin.