Luis Roberto Robles J.
La naturaleza es caprichosa, esta frase es común entre los biólogos y paleontólogos que estudian la evolución de los organismos y que en frecuentes ocasiones se encuentran con los seres vivientes o fósiles más extraños e impensables, basta pensar en el largo cuello de las jirafas, la trompa de los elefantes o el cuerno espiralado de un narval. Pero más que caprichosa, la naturaleza es tan diversa que, a través del tiempo, nos ha regalado diseños que, en su tiempo, fueron la expresión exitosa de la evolución. Para demostrar lo anterior, en este artículo hablaremos de tres tiburones antiguos con aspectos sorprendentes y si no fuera por el registro fósil, no podrías creer que existieron.
Helicorpion
El helocorpion fue un tiburón que habitó los océanos hace más de 250 millones de año durante la transición del periodo Pérmico al Triásico, en estos tiempos también habitaron en los océanos, grandes y feroces reptiles como los ictiosaurios y los tecodontes que ocupaban el primer lugar entre los predadores. Los paleontólogos estiman que un helicorpion adulto podía llegar a medir hasta 8 metros de longitud, un gran tamaño si lo comparamos con los tiburones actuales, pero esta no es su característica más distintiva. Al igual que otros tiburones primitivos, el único registro fósil que existe de este antiguo pez es su mandíbula, que es su rasgo más destacado y el origen de su nombre (helicorpion viene de los vocablos griegos, heli = espiral y corpio = cortante) es decir, la mandíbula de estos tiburones esta enrollada hacia dentro de la boca, provista de cientos de filosos dientes, como una sierra en espiral que extendían para cazar sus presas favoritas, los calamares.
Estetacanto
El estetacanto fue un tiburón relativamente pequeño que no superaba el metro de longitud, habitó en los mares someros del periodo Devónico hace mas de 350 millones de años. En este periodo de relativa abundancia marina, no era necesario nadar grandes distancias para encontrar apetitosas presas, tal vez por eso los estetacantos machos en vez de tener una aleta dorsal hidrodinámica, desarrollaron una aleta dorsal en forma de yunque provista de filosas espinas en la cara superior, al igual que el cráneo. Es posible que esta adaptación les sirviera tanto para defenderse de predadores más grandes, como para atraer a las hembras.
Megalodón
El tiburón más grande que ha existido y, por lo tanto, el rey de los predadores marinos es el megalodón, un gigantesco tiburón semejante al gran tiburón blanco pero que llegó a medir hasta más de 20 metros de longitud. Este monstruoso tiburón vivió durante el periodo Neogeno, hace más de 20 millones de años. Por la forma de su mandíbula, los científicos estiman que su poderosa mordida tenía una fuerza de 18 toneladas de presión. Por su gran tamaño, este animal demandaba mucha energía por lo que cazaba las 24 horas del día. Se podía alimentar de ballenas, tortugas, morsas e incluso de tiburones más pequeños.